Tratamiento Ortomolecular para Dolencias Oculares
La Medicina Ortomolecular se basa en el convencimiento
de que si al organismo se le proporcionan los
micronutrientes necesarios para su correcto
funcionamiento muchas de las llamadas enfermedades no se
manifestarían. Por tanto, es preciso asegurarse de que
contamos con ellos en la proporción y cantidad
adecuadas. Una sección elaborada por el Presidente de la
Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular.
Las personas interesadas en contactar con José Ramón
Llorente o la Sociedad Española de Nutrición
Ortomolecular pueden hacerlo en: Avda. Barón de Cárcer,
26, 5º, 67º 46001 Valencia. Tel: 96 392 54 55.
MEDICINA ORTOMOLECULAR
La estructura del ojo -diseñado para captar la luz- es una de las
más sorprendentes, no sólo por su anatomía sino también por su
espectacular actividad. En él destaca la córnea -es decir, la zona
de color-, que no es sino una lente convexa que permite concentrar
los rayos de luz en un punto; es como la «ventana del ojo». Y en su
centro se encuentra la pupila que es el orificio por el que pasa la
luz merced al iris, músculo que se encarga de regular la cantidad de
ella que entra actuando pues del mismo modo que lo hace el diafragma
en una cámara fotográfica.
Detrás se encuentra la «lente» del ojo, es decir, el cristalino,
suspendido entre dos sustancias líquidas: el humor acuoso por
delante -que es el que le proporciona los nutrientes- y el humor
vítreo por detrás. Ambos consiguen, gracias a la presión que
ejercen, mantener la forma del cristalino.
La parte «blanca» del ojo -en la que se encuentra el nervio óptico-
se denomina esclerótica y es una membrana fibrosa que protege las
estructuras antes mencionadas. Está recubierta por una mucosa
transparente que se llama conjuntiva.
Por último, la retina es una membrana que se encuentra en la parte
posterior del ojo y está formada por células sensibles a la luz. Es
el lugar donde se forman las imágenes denominándose mácula su parte
central, la que mejor resolución visual ofrece. Cabe añadir que la
retina está unida al cerebro mediante el llamado nervio óptico que
es el encargado de trasmitir la información desde ella hasta el
cerebro.
En suma, ¿qué necesitamos para crear una imagen? Necesitamos lentes
y en este caso éstas son la córnea y el cristalino. Necesitamos
ajustar la cantidad de luz y eso lo conseguimos gracias a la pupila
y a la contracción y relajación del iris; así la imagen se formará y
fijará en la retina pero de forma invertida.
Resta añadir, en este breve resumen, que el ojo dispone de un
«sistema de limpieza y protección» que son las lágrimas, los
párpados y las pestañas.
Identifiquemos ahora las patologías más frecuentes:
Astigmatismo. Se llama así a la dificultad para enfocar bien un
objeto -tanto cercano como lejano- al estar achatada la córnea en
los polos.
Cataratas. Se dice que se sufre cataratas cuando el cristalino se
vuelve opaco a causa de una alteración de las proteínas. Normalmente
es un proceso progresivo que se achaca a razones genéticas y
traumáticas, a la ingesta de medicamentos, a enfermedades
metabólicas o infecciosas, etc. Hasta hay una creciente evidencia de
la relación entre el consumo de leche y las cataratas. Existen
estudios científicos según los cuales las poblaciones que consumen
grandes cantidades de lácteos tienen mayor incidencia de ellas que
las que los evitan. Un efecto que se ha relacionado con dos azúcares
presentes en los lácteos: la lactosa y la galactosa. Relación que es
más común entre las mujeres siendo el tipo más frecuentemente
hallado la catarata cortical.
También se han relacionado las cataratas con una alteración del
equilibrio electrolítico, es decir, del equilibrio entre el sodio,
el potasio y el calcio existentes en el cristalino. Y de ahí la
importancia de un equilibrio hídrico adecuado en las personas
mayores.
Se sabe asimismo que cuanto menor es la concentración de L-carnosina
en el ojo más severa es una catarata.
Degeneración macular. Como ya hemos explicado la parte central de
la retina -donde se forman las imágenes- se denomina mácula. Pues
bien, en ocasiones sus células degeneran y terminan causando pérdida
de la visión central mientras la lateral o periférica permanece
intacta.
Desprendimiento de retina. La retina -situada como ya dijimos en
la parte posterior del ojo y que se encarga de formar las imágenes
procedentes de la córnea y el cristalino- se desprende a veces
-parcial o totalmente- de la estructura sobre la que se asienta por
múltiples razones pero en especial por algún traumatismo o a causa
de la diabetes y algunas enfermedades inflamatorias oculares. Hoy
puede repararse con láser -si no ha sido completa- o mediante una
intervención quirúrgica -si se ha desprendido en su totalidad.
Enfermedades inflamatorias e infecciosas de los ojos:
-Uveitis. Es una inflamación que puede afectar a varias estructuras:
al iris -la parte de color del ojo-, al cuerpo ciliar -la parte
encargada de «fabricar» el humor acuoso y de la función del
cristalino- y, por último, al coroides -el espacio que hay entre «la
parte blanca» del ojo y la retina-. Y puede estar causada por muy
distintas razones: una alteración de tipo inmunitario, enfermedades
infecciosas que comprometen al ojo -como tuberculosis, herpes
zoster, toxoplasmosis, sífilis o sarcoidosis- y traumatismos.
Produce un dolor muy molesto, enrojecimiento, hipersensibilidad a la
luz y congestión vascular -entre otros síntomas- siendo de mayor o
menor intensidad según la causa.
-Conjuntivitis. Se denomina así a la inflamación de la capa que
recubre la «parte blanca» del ojo. Es algo muy común y suele estar
producida por algunas alergias e infecciones provocadas por virus,
hongos o bacterias. En una conjuntivitis el ojo y los párpados se
ponen rojos, se tiene la sensación de que ha entrado en ellos
arenilla y se puede sentir dolor, lagrimeo y molestias con la luz.
-Blefaritis. Se llama así a la inflamación del párpado, justo donde
están las pestañas. Y aunque no es una estructura del ojo
propiamente el daño que se ocasiona en el párpado le afecta ya que
en él hay glándulas que liberan grasa que forma parte de las
lágrimas que lo lubrican. La inflamación puede producirse porque
haya una dermatitis seborreica que afecte también a las glándulas
del párpado (entonces se llama blefaritis seborreica) o por la
presencia de bacterias -normalmente estafilococos- que den lugar a
la infección que conocemos como orzuelos. Dolor, hinchazón, picor
intenso, irritación de la conjuntiva y ojo seco por falta de
lubricación son sus síntomas.
-Tracoma. Es una infección provocada por una bacteria. Afecta
principalmente a los niños. La primera vez no genera un problema
grave pero si se repiten a menudo pueden llevar a la ceguera. Se
manifiesta sobre todo en poblaciones de gran densidad, hacinamiento
y escasas medidas higiénicas.
-Glaucoma. Para su mejor comprensión vamos a dividirla por sus
síntomas en glaucoma agudo y glaucoma crónico.
– El glaucoma agudo se origina por un aumento súbito de la presión
en el interior del ojo que produce pérdida de visión, dolor,
enrojecimiento, etc. Es considerada una urgencia pero es el tipo de
glaucoma menos frecuente.
– El glaucoma crónico, en cambio, es el más habitual y también el
más complejo. Se define como una neuropatía óptica progresiva, es
decir, una enfermedad del nervio óptico provocada por la
imposibilidad del mismo para soportar la presión que hay dentro del
ojo. Esta presión daña las fibras nerviosas provocando su deterioro
final. Lo malo es que esta pérdida no produce dolor y, por tanto, no
hay alarma. Además, como la pérdida de visión no es central sino
periférica pasa más desapercibida. Pero el glaucoma es más complejo
todavía porque se pueden producir daños sobre el nervio óptico aún
con una tensión ocular dentro de la normalidad o, por el contrario,
tener una tensión ocular alta sin daños sobre la estructura del ojo.
-Miopía. Se llama así a la incapacidad del ojo para enfocar
correctamente de lejos. Y se produce porque la imagen no se centra
en la retina sino justo delante. En realidad no es una enfermedad
sino una acomodación del ojo cuando las exigencias en la visión de
cerca son mayores; por eso aparece habitualmente en la época
escolar. Realmente es una alteración propia de la sociedad moderna.
-Hipermetropía. Es también un error en el enfoque solo que la imagen
se produce detrás de la retina -en lugar de delante como en la
miopía- y, por tanto, hay dificultad para ver bien de cerca.
-Presbicia. Se denomina así a la pérdida progresiva de visión -no
patológica- que se produce con el paso de los años. La capacidad que
tiene el ojo para adaptarse a diferentes distancias se llama
«acomodación» y esa característica es la que se va perdiendo con la
edad y la responsable de que cuando aparece tendamos a separar lo
que estamos leyendo ya que nos cuesta ver las cosas de cerca.
-Estrabismo. Conocido también como vizquera. Para que la visión sea
correcta necesitamos una buena capacidad de adaptación a las
distancias (acomodación) y unos músculos que trabajen de forma
coordinada. Cuando eso sucede obtenemos una visión de un mismo
objeto con los dos ojos y la información que se manda al cerebro es
correcta. Pues bien, a veces la alineación de los ojos no es
correcta y por ende la información que se manda al cerebro tampoco.
Y a ello se le llama estrabismo.
RECOMENDACIONES GENERALES
-En el caso de infecciones o inflamaciones evite tocarse los ojos
con las manos sucias, mantenga una higiene ocular y de las manos lo
más escrupulosa posible, reemplace los cosméticos para ojos con
frecuencia y no los comparta con nadie, lo mismo que las toallas y
los pañuelos.
-Use antibióticos naturales.
-Siga una alimentación equilibrada asegurándose de que no tiene
deficiencias nutricionales.
-No consuma leche ni derivados.
-Evite las fuentes de radicales libres: alcohol, tabaco, grasas
saturadas, aceites fritos, etc.
-Aumente el consumo de vegetales amarillos y rojos por su
concentración en carotenos.
-En los casos de blefaritis y orzuelos preste especial atención a la
higiene del párpado y las pestañas.
-En caso de cataratas mantenga los ojos bien hidratados evitando
siempre el agua clorada y fluorada.
ALIMENTOS ADECUADOS
Acerola. Es la fruta más rica en vitamina C. Además de contener
flavonoides (hesperidina y rutina) contiene ácidos orgánicos.
Ajo. Es un gran antibiótico natural gracias a su contenido en un
aceite esencial cuyo componente principal es la aliína, compuesto
sulfurado que se transforma en aliicina. Es activo frente a
numerosas bacterias y virus además de ser rico en vitaminas y sales
minerales.
Cebolla. La composición de sus aceites esenciales es similar a la
del ajo puesto que su componente principal es un isómero posicional
de la aliína. Además la cebolla es muy rica en flavonoides, enzimas,
fitoesteroles, etc. En casos de infecciones oculares es útil
instilar directamente en los ojos unas gotas de zumo de cebolla o de
limón ligeramente diluidos en agua.
Cítricos. El pomelo, el limón y la mandarina poseen flavonoides,
ácidos orgánicos y vitamina C. El limón, en particular, es además
inmunoestimulante y alcalinizante siendo de gran utilidad en todo
tipo de infecciones.
Frutas frescas y hortalizas en general. Aportan vitaminas, minerales
y fitoquímicos antioxidantes que ayudan a elevar las defensas
naturales así como a eliminar los residuos al favorecer la
depuración neutralizando el medio ácido que se produce en la
infección.
Grosellas y arándanos rojos y negros. Son antirradicalares y
protectoras de los vasos sanguíneos. Contienen vitamina C y
antocianósidos (un tipo de flavonoides). El arándano negro en
particular mejora la visión -nocturna y diurna- además de ser un
gran protector de la visión.
Pescado azul. Está demostrado que los ácidos grasos esenciales
Omega-3 refuerzan la inmunidad.
Rábano. Es rico en compuestos sulfurados entre los que destaca la
rafanina, de gran poder antibiótico, antivírivo e inmunoestimulante.
Contiene un pigmento denominado PDG (peróxido-difenil-glioxal) que
actúa también como viricida y bactericida.
Tomate. Contiene carotenoides y minerales de acción
inmunoestimulante.
Zanahoria. Por su riqueza en carotenos.
COMPLEMENTACIÓN
Ácidos grasos esenciales omega-3. Además de ser precursores de
sustancias antiinflamatorias son indispensables para la reparación
de los tejidos por lo que es muy recomendable en los casos de
degeneración macular y en aquellas infecciones que comprometan
estructuras oculares. En particular es interesante su actividad para
reducir la presión intraocular que se produce en el glaucoma.
Complejo de vitaminas B. Considerando que participan como cofactores
y coenzimas en múltiples actividades enzimáticas su ingesta es
indispensable. En los casos de blefaritis y orzuelos ayudan a evitar
la pérdida de pestañas, algo bastante frecuente.
Glutation. Es un potente antioxidante con capacidad para proteger el
cristalino y preservar del daño oxidativo sus membranas. Es además
eficaz para retardar la aparición de las cataratas.
Rutina. Es un bioflavonoide que trabaja junto con la vitamina C y
reduce la presión intraocular y el dolor.
Vitamina A. Además de indispensable para mantener una buena visión
es esencial para la síntesis del pigmento purpúrico, sustancia
necesaria para la correcta visión nocturna. Ingerirla junto con
vitamina C y zinc es especialmente útil en el tratamiento de las
infecciones oculares de tipo vírico. Es necesaria para el correcto
funcionamiento de la retina.
Vitamina C. En este caso se utiliza como antioxidante y unida a
otras sustancias para reducir la presión intraocular. Es también un
potente antiinflamatorio.
Vitamina E. Tiene la capacidad de proteger de la oxidación a los
tejidos oculares en general y al cristalino en particular.
Taurina. Es un antioxidante que protege el cristalino del ojo.
Zinc. Se utiliza unido a la rutina para el tratamiento del glaucoma
y su deficiencia está asociada al desprendimiento de retina (las
mayores concentraciones de esta sustancia se encuentran justamente
en la retina). Hay estudios que demuestran la eficacia de este
mineral en la degeneración macular.
L-lisina. Es necesaria para la reparación del cristalino, sobre todo
por su participación en la formación de colágeno. Además es capaz de
luchar frente a algunos virus que puedan dañar la estructura del
cristalino como en el caso del herpes.
Calcio y magnesio. Mejoran la microcirculación ocular.
Selenio. El déficit de esta sustancia está directamente relacionado
con la aparición de cataratas.
Luteína y zeaxantina. Son los carotenoides dominantes que protegen
nuestros ojos. Se concentran de manera especial en la mácula,
nuestro centro real de visión en la parte posterior de la retina.
Debido a su color amarillento la luteína y la zeaxantina absorben
particularmente los rayos azules perjudiciales del espectro
luminoso. La luteína también parece ser mejor que el beta-caroteno
para evitar que los radicales libres dañen las grasas que se
encuentran en los ojos. Si se consumen de forma regular col rizada,
berza, espinacas y otros vegetales de hoja verde se pueden prevenir
las cataratas y reducir en un 50% el riesgo de degeneración macular.
Quercitina. Este flavonoide es de especial interés en las cataratas
que aparecen en los pacientes diabéticos. Las cataratas en ellos se
producen porque una alta concentración de azúcar en la sangre, unida
a la imposibilidad del diabético de utilizarla en otros tejidos,
provoca altas concentraciones de azúcar en el ojo y una vez allí una
enzima (aldosa reductasa) convierte la glucosa en sorbitol lo que
trae como consecuencia la opacidad del cristalino. No es de extrañar
pues que reducir los niveles de esta enzima consiga también impedir
la formación de sorbitol y, por tanto, la opacidad del cristalino. Y
ése es justamente el trabajo que realiza este bioflavonoide cuya
actividad ha podido ser demostrada en animales diabéticos.
ALGUNAS PLANTAS INTERESANTES
Mirtilo. Contiene antocianidinas, un tipo de flavonoides que actúan
como reconstituyente ocular mejorando la circulación y, por tanto,
los niveles de oxígeno de los tejidos.
Eufrasia. Es una de las plantas más conocidas para el tratamiento de
algunas dolencias oculares. Tiene la capacidad de calmar las
molestias y picores que se producen en algunas infecciones e
inflamaciones oculares.
Ginkgo Biloba. Es especialmente interesante porque tiene la
capacidad de mejorar la función vascular y circulatoria, sobre todo
la microcirculación cerebral y, por tanto, ocular. Mejora el aporte
de oxígeno y nutrientes, algo indispensable para el nervio óptico y
consecuentemente para algunas enfermedades aquí descritas como el
glaucoma.
(Recuerde que tanto el tratamiento a seguir como las dosis adecuadas
debe indicarlas un especialista de la salud y que este artículo sólo
tiene carácter orientativo e ilustrativo).
José Ramón Llorente
www.seno.biz.
Que tratamiento es bueno para los deslumbramientos y las moscas volantes.
mcnaveiro@telefonica.net
la cornea no es una zona de color,es transparente!! el iris es la zona de color!!!
Articulo muy interesante.
En el caso de presbicia ¿qué suplementos de los mencionados serían los idóneos?