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Tratamiento Ortomolecular para Dolencias Oculares

diciembre 25, 2009

La Medicina Ortomolecular se basa en el convencimiento
                        de que si al organismo se le proporcionan los
                        micronutrientes necesarios para su correcto
                        funcionamiento muchas de las llamadas enfermedades no se
                        manifestarían. Por tanto, es preciso asegurarse de que
                        contamos con ellos en la proporción y cantidad
                        adecuadas. Una sección elaborada por el Presidente de la
                        Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular.

                        Las personas interesadas en contactar con José Ramón
                        Llorente o la Sociedad Española de Nutrición
                        Ortomolecular pueden hacerlo en: Avda. Barón de Cárcer,
                        26, 5º, 67º 46001 Valencia. Tel: 96 392 54 55.

                                  MEDICINA ORTOMOLECULAR
          
            La estructura del ojo -diseñado para captar la luz- es una de las
            más sorprendentes, no sólo por su anatomía sino también por su
            espectacular actividad. En él destaca la córnea -es decir, la zona
            de color-, que no es sino una lente convexa que permite concentrar
            los rayos de luz en un punto; es como la «ventana del ojo». Y en su
            centro se encuentra la pupila que es el orificio por el que pasa la
            luz merced al iris, músculo que se encarga de regular la cantidad de
            ella que entra actuando pues del mismo modo que lo hace el diafragma
            en una cámara fotográfica.
            Detrás se encuentra la «lente» del ojo, es decir, el cristalino,
            suspendido entre dos sustancias líquidas: el humor acuoso por
            delante -que es el que le proporciona los nutrientes- y el humor
            vítreo por detrás. Ambos consiguen, gracias a la presión que
            ejercen, mantener la forma del cristalino.
            La parte «blanca» del ojo -en la que se encuentra el nervio óptico-
            se denomina esclerótica y es una membrana fibrosa que protege las
            estructuras antes mencionadas. Está recubierta por una mucosa
            transparente que se llama conjuntiva.
            Por último, la retina es una membrana que se encuentra en la parte
            posterior del ojo y está formada por células sensibles a la luz. Es
            el lugar donde se forman las imágenes denominándose mácula su parte
            central, la que mejor resolución visual ofrece. Cabe añadir que la
            retina está unida al cerebro mediante el llamado nervio óptico que
            es el encargado de trasmitir la información desde ella hasta el
            cerebro.
            En suma, ¿qué necesitamos para crear una imagen? Necesitamos lentes
            y en este caso éstas son la córnea y el cristalino. Necesitamos
            ajustar la cantidad de luz y eso lo conseguimos gracias a la pupila
            y a la contracción y relajación del iris; así la imagen se formará y
            fijará en la retina pero de forma invertida.
            Resta añadir, en este breve resumen, que el ojo dispone de un
            «sistema de limpieza y protección» que son las lágrimas, los
            párpados y las pestañas.
            Identifiquemos ahora las patologías más frecuentes:
              Astigmatismo. Se llama así a la dificultad para enfocar bien un
            objeto -tanto cercano como lejano- al estar achatada la córnea en
            los polos.
              Cataratas. Se dice que se sufre cataratas cuando el cristalino se
            vuelve opaco a causa de una alteración de las proteínas. Normalmente
            es un proceso progresivo que se achaca a razones genéticas y
            traumáticas, a la ingesta de medicamentos, a enfermedades
            metabólicas o infecciosas, etc. Hasta hay una creciente evidencia de
            la relación entre el consumo de leche y las cataratas. Existen
            estudios científicos según los cuales las poblaciones que consumen
            grandes cantidades de lácteos tienen mayor incidencia de ellas que
            las que los evitan. Un efecto que se ha relacionado con dos azúcares
            presentes en los lácteos: la lactosa y la galactosa. Relación que es
            más común entre las mujeres siendo el tipo más frecuentemente
            hallado la catarata cortical.
            También se han relacionado las cataratas con una alteración del
            equilibrio electrolítico, es decir, del equilibrio entre el sodio,
            el potasio y el calcio existentes en el cristalino. Y de ahí la
            importancia de un equilibrio hídrico adecuado en las personas
            mayores.
            Se sabe asimismo que cuanto menor es la concentración de L-carnosina
            en el ojo más severa es una catarata.
              Degeneración macular. Como ya hemos explicado la parte central de
            la retina -donde se forman las imágenes- se denomina mácula. Pues
            bien, en ocasiones sus células degeneran y terminan causando pérdida
            de la visión central mientras la lateral o periférica permanece
            intacta.
              Desprendimiento de retina. La retina -situada como ya dijimos en
            la parte posterior del ojo y que se encarga de formar las imágenes
            procedentes de la córnea y el cristalino- se desprende a veces
            -parcial o totalmente- de la estructura sobre la que se asienta por
            múltiples razones pero en especial por algún traumatismo o a causa
            de la diabetes y algunas enfermedades inflamatorias oculares. Hoy
            puede repararse con láser -si no ha sido completa- o mediante una
            intervención quirúrgica -si se ha desprendido en su totalidad.
              Enfermedades inflamatorias e infecciosas de los ojos:
            -Uveitis. Es una inflamación que puede afectar a varias estructuras:
            al iris -la parte de color del ojo-, al cuerpo ciliar -la parte
            encargada de «fabricar» el humor acuoso y de la función del
            cristalino- y, por último, al coroides -el espacio que hay entre «la
            parte blanca» del ojo y la retina-. Y puede estar causada por muy
            distintas razones: una alteración de tipo inmunitario, enfermedades
            infecciosas que comprometen al ojo -como tuberculosis, herpes
            zoster, toxoplasmosis, sífilis o sarcoidosis- y traumatismos.
            Produce un dolor muy molesto, enrojecimiento, hipersensibilidad a la
            luz y congestión vascular -entre otros síntomas- siendo de mayor o
            menor intensidad según la causa.
            -Conjuntivitis. Se denomina así a la inflamación de la capa que
            recubre la «parte blanca» del ojo. Es algo muy común y suele estar
            producida por algunas alergias e infecciones provocadas por virus,
            hongos o bacterias. En una conjuntivitis el ojo y los párpados se
            ponen rojos, se tiene la sensación de que ha entrado en ellos
            arenilla y se puede sentir dolor, lagrimeo y molestias con la luz.
            -Blefaritis. Se llama así a la inflamación del párpado, justo donde
            están las pestañas. Y aunque no es una estructura del ojo
            propiamente el daño que se ocasiona en el párpado le afecta ya que
            en él hay glándulas que liberan grasa que forma parte de las
            lágrimas que lo lubrican. La inflamación puede producirse porque
            haya una dermatitis seborreica que afecte también a las glándulas
            del párpado (entonces se llama blefaritis seborreica) o por la
            presencia de bacterias -normalmente estafilococos- que den lugar a
            la infección que conocemos como orzuelos. Dolor, hinchazón, picor
            intenso, irritación de la conjuntiva y ojo seco por falta de
            lubricación son sus síntomas.
            -Tracoma. Es una infección provocada por una bacteria. Afecta
            principalmente a los niños. La primera vez no genera un problema
            grave pero si se repiten a menudo pueden llevar a la ceguera. Se
            manifiesta sobre todo en poblaciones de gran densidad, hacinamiento
            y escasas medidas higiénicas.
            -Glaucoma. Para su mejor comprensión vamos a dividirla por sus
            síntomas en glaucoma agudo y glaucoma crónico.
            – El glaucoma agudo se origina por un aumento súbito de la presión
            en el interior del ojo que produce pérdida de visión, dolor,
            enrojecimiento, etc. Es considerada una urgencia pero es el tipo de
            glaucoma menos frecuente.
            – El glaucoma crónico, en cambio, es el más habitual y también el
            más complejo. Se define como una neuropatía óptica progresiva, es
            decir, una enfermedad del nervio óptico provocada por la
            imposibilidad del mismo para soportar la presión que hay dentro del
            ojo. Esta presión daña las fibras nerviosas provocando su deterioro
            final. Lo malo es que esta pérdida no produce dolor y, por tanto, no
            hay alarma. Además, como la pérdida de visión no es central sino
            periférica pasa más desapercibida. Pero el glaucoma es más complejo
            todavía porque se pueden producir daños sobre el nervio óptico aún
            con una tensión ocular dentro de la normalidad o, por el contrario,
            tener una tensión ocular alta sin daños sobre la estructura del ojo.
            -Miopía. Se llama así a la incapacidad del ojo para enfocar
            correctamente de lejos. Y se produce porque la imagen no se centra
            en la retina sino justo delante. En realidad no es una enfermedad
            sino una acomodación del ojo cuando las exigencias en la visión de
            cerca son mayores; por eso aparece habitualmente en la época
            escolar. Realmente es una alteración propia de la sociedad moderna.
            -Hipermetropía. Es también un error en el enfoque solo que la imagen
            se produce detrás de la retina -en lugar de delante como en la
            miopía- y, por tanto, hay dificultad para ver bien de cerca.
            -Presbicia. Se denomina así a la pérdida progresiva de visión -no
            patológica- que se produce con el paso de los años. La capacidad que
            tiene el ojo para adaptarse a diferentes distancias se llama
            «acomodación» y esa característica es la que se va perdiendo con la
            edad y la responsable de que cuando aparece tendamos a separar lo
            que estamos leyendo ya que nos cuesta ver las cosas de cerca.
            -Estrabismo. Conocido también como vizquera. Para que la visión sea
            correcta necesitamos una buena capacidad de adaptación a las
            distancias (acomodación) y unos músculos que trabajen de forma
            coordinada. Cuando eso sucede obtenemos una visión de un mismo
            objeto con los dos ojos y la información que se manda al cerebro es
            correcta. Pues bien, a veces la alineación de los ojos no es
            correcta y por ende la información que se manda al cerebro tampoco.
            Y a ello se le llama estrabismo.

            RECOMENDACIONES GENERALES
            -En el caso de infecciones o inflamaciones evite tocarse los ojos
            con las manos sucias, mantenga una higiene ocular y de las manos lo
            más escrupulosa posible, reemplace los cosméticos para ojos con
            frecuencia y no los comparta con nadie, lo mismo que las toallas y
            los pañuelos.
            -Use antibióticos naturales.
            -Siga una alimentación equilibrada asegurándose de que no tiene
            deficiencias nutricionales.
            -No consuma leche ni derivados.
            -Evite las fuentes de radicales libres: alcohol, tabaco, grasas
            saturadas, aceites fritos, etc.
            -Aumente el consumo de vegetales amarillos y rojos por su
            concentración en carotenos.
            -En los casos de blefaritis y orzuelos preste especial atención a la
            higiene del párpado y las pestañas.
            -En caso de cataratas mantenga los ojos bien hidratados evitando
            siempre el agua clorada y fluorada.

            ALIMENTOS ADECUADOS
            Acerola. Es la fruta más rica en vitamina C. Además de contener
            flavonoides (hesperidina y rutina) contiene ácidos orgánicos.
            Ajo. Es un gran antibiótico natural gracias a su contenido en un
            aceite esencial cuyo componente principal es la aliína, compuesto
            sulfurado que se transforma en aliicina. Es activo frente a
            numerosas bacterias y virus además de ser rico en vitaminas y sales
            minerales.
            Cebolla. La composición de sus aceites esenciales es similar a la
            del ajo puesto que su componente principal es un isómero posicional
            de la aliína. Además la cebolla es muy rica en flavonoides, enzimas,
            fitoesteroles, etc. En casos de infecciones oculares es útil
            instilar directamente en los ojos unas gotas de zumo de cebolla o de
            limón ligeramente diluidos en agua.
            Cítricos. El pomelo, el limón y la mandarina poseen flavonoides,
            ácidos orgánicos y vitamina C. El limón, en particular, es además
            inmunoestimulante y alcalinizante siendo de gran utilidad en todo
            tipo de infecciones.
            Frutas frescas y hortalizas en general. Aportan vitaminas, minerales
            y fitoquímicos antioxidantes que ayudan a elevar las defensas
            naturales así como a eliminar los residuos al favorecer la
            depuración neutralizando el medio ácido que se produce en la
            infección.
            Grosellas y arándanos rojos y negros. Son antirradicalares y
            protectoras de los vasos sanguíneos. Contienen vitamina C y
            antocianósidos (un tipo de flavonoides). El arándano negro en
            particular mejora la visión -nocturna y diurna- además de ser un
            gran protector de la visión.
            Pescado azul. Está demostrado que los ácidos grasos esenciales
            Omega-3 refuerzan la inmunidad.
            Rábano. Es rico en compuestos sulfurados entre los que destaca la
            rafanina, de gran poder antibiótico, antivírivo e inmunoestimulante.
            Contiene un pigmento denominado PDG (peróxido-difenil-glioxal) que
            actúa también como viricida y bactericida.
            Tomate. Contiene carotenoides y minerales de acción
            inmunoestimulante.
            Zanahoria. Por su riqueza en carotenos.

            COMPLEMENTACIÓN
            Ácidos grasos esenciales omega-3. Además de ser precursores de
            sustancias antiinflamatorias son indispensables para la reparación
            de los tejidos por lo que es muy recomendable en los casos de
            degeneración macular y en aquellas infecciones que comprometan
            estructuras oculares. En particular es interesante su actividad para
            reducir la presión intraocular que se produce en el glaucoma.
            Complejo de vitaminas B. Considerando que participan como cofactores
            y coenzimas en múltiples actividades enzimáticas su ingesta es
            indispensable. En los casos de blefaritis y orzuelos ayudan a evitar
            la pérdida de pestañas, algo bastante frecuente.
            Glutation. Es un potente antioxidante con capacidad para proteger el
            cristalino y preservar del daño oxidativo sus membranas. Es además
            eficaz para retardar la aparición de las cataratas.
            Rutina. Es un bioflavonoide que trabaja junto con la vitamina C y
            reduce la presión intraocular y el dolor.
            Vitamina A. Además de indispensable para mantener una buena visión
            es esencial para la síntesis del pigmento purpúrico, sustancia
            necesaria para la correcta visión nocturna. Ingerirla junto con
            vitamina C y zinc es especialmente útil en el tratamiento de las
            infecciones oculares de tipo vírico. Es necesaria para el correcto
            funcionamiento de la retina.
            Vitamina C. En este caso se utiliza como antioxidante y unida a
            otras sustancias para reducir la presión intraocular. Es también un
            potente antiinflamatorio.
            Vitamina E. Tiene la capacidad de proteger de la oxidación a los
            tejidos oculares en general y al cristalino en particular.
            Taurina. Es un antioxidante que protege el cristalino del ojo.
            Zinc. Se utiliza unido a la rutina para el tratamiento del glaucoma
            y su deficiencia está asociada al desprendimiento de retina (las
            mayores concentraciones de esta sustancia se encuentran justamente
            en la retina). Hay estudios que demuestran la eficacia de este
            mineral en la degeneración macular.
            L-lisina. Es necesaria para la reparación del cristalino, sobre todo
            por su participación en la formación de colágeno. Además es capaz de
            luchar frente a algunos virus que puedan dañar la estructura del
            cristalino como en el caso del herpes.
            Calcio y magnesio. Mejoran la microcirculación ocular.
            Selenio. El déficit de esta sustancia está directamente relacionado
            con la aparición de cataratas.
            Luteína y zeaxantina. Son los carotenoides dominantes que protegen
            nuestros ojos. Se concentran de manera especial en la mácula,
            nuestro centro real de visión en la parte posterior de la retina.
            Debido a su color amarillento la luteína y la zeaxantina absorben
            particularmente los rayos azules perjudiciales del espectro
            luminoso. La luteína también parece ser mejor que el beta-caroteno
            para evitar que los radicales libres dañen las grasas que se
            encuentran en los ojos. Si se consumen de forma regular col rizada,
            berza, espinacas y otros vegetales de hoja verde se pueden prevenir
            las cataratas y reducir en un 50% el riesgo de degeneración macular.
            Quercitina. Este flavonoide es de especial interés en las cataratas
            que aparecen en los pacientes diabéticos. Las cataratas en ellos se
            producen porque una alta concentración de azúcar en la sangre, unida
            a la imposibilidad del diabético de utilizarla en otros tejidos,
            provoca altas concentraciones de azúcar en el ojo y una vez allí una
            enzima (aldosa reductasa) convierte la glucosa en sorbitol lo que
            trae como consecuencia la opacidad del cristalino. No es de extrañar
            pues que reducir los niveles de esta enzima consiga también impedir
            la formación de sorbitol y, por tanto, la opacidad del cristalino. Y
            ése es justamente el trabajo que realiza este bioflavonoide cuya
            actividad ha podido ser demostrada en animales diabéticos.

            ALGUNAS PLANTAS INTERESANTES
            Mirtilo. Contiene antocianidinas, un tipo de flavonoides que actúan
            como reconstituyente ocular mejorando la circulación y, por tanto,
            los niveles de oxígeno de los tejidos.
            Eufrasia. Es una de las plantas más conocidas para el tratamiento de
            algunas dolencias oculares. Tiene la capacidad de calmar las
            molestias y picores que se producen en algunas infecciones e
            inflamaciones oculares.
            Ginkgo Biloba. Es especialmente interesante porque tiene la
            capacidad de mejorar la función vascular y circulatoria, sobre todo
            la microcirculación cerebral y, por tanto, ocular. Mejora el aporte
            de oxígeno y nutrientes, algo indispensable para el nervio óptico y
            consecuentemente para algunas enfermedades aquí descritas como el
            glaucoma.

            (Recuerde que tanto el tratamiento a seguir como las dosis adecuadas
            debe indicarlas un especialista de la salud y que este artículo sólo
            tiene carácter orientativo e ilustrativo).
            José Ramón Llorente
                                               www.seno.biz.

3 comentarios leave one →
  1. mary carmen mary carmen permalink
    enero 19, 2011 1:47 pm

    Que tratamiento es bueno para los deslumbramientos y las moscas volantes.
    mcnaveiro@telefonica.net

  2. silvana permalink
    diciembre 19, 2011 1:52 pm

    la cornea no es una zona de color,es transparente!! el iris es la zona de color!!!

  3. María permalink
    May 15, 2012 3:27 pm

    Articulo muy interesante.
    En el caso de presbicia ¿qué suplementos de los mencionados serían los idóneos?

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